Al menos antiguamente, cuando un chiquillo/a hablaba mucho en clase y no dejaba escuchar al resto de los alumnos se le llamaba “cotorra”, comparándolo con semejante especie de papagayo que solamente emite sonidos desagradables e inarticulados. No pasaba nada. Pero nuestra habladora portavoz del PSOE se permite el lujo de no parar de charlar durante el curso de los plenos, con el premeditado objetivo de distraer a la persona que está en el uso de la palabra, siempre del PP. Por ello nuestro portavoz, Juan José Martín, dijo en un momento de su intervención que hablaba más que una cotorra. Y no debe molestarse, pues si mantuviera la compostura y las buenas formas exigidas en los plenos y parara de hablar en algún momento no habría habido necesidad de usar la simpática expresión escolar, realizando un símil de su incesante parloteo con el de esa festiva, aunque a veces insoportable, ave prensora tropical. Nunca calificando a la portavoz del PSOE de cotorra, sino su actitud.