15 abril 2009

DEMAGOGIA CONSTANTE DE GINER


LA DEMAGOGIA DE MERCEDES GINER


La habitual vehemencia de Mercedes Giner le hace realizar acusaciones curiosas. Por ejemplo, la reforma que proyecta el ayuntamiento del parque Arco de Toledo. Manifestó por Radiolé que el gobierno del PP se está cargando las realizaciones de los gobiernos anteriores. Hombre, si por una reforma de una obra que realizó el primer gobierno local es destruir lo realizado por otras corporaciones ya nos dirán si no es exagerar realizar declaraciones de este tipo. Manifestó que se van a talar varios árboles del parque, y que no es de recibo realizar una actuación unilateral de esta obra, cuando en manifestaciones posteriores del alcalde afirmó que no iba a desaparecer ninguno. Recordamos que fue Mercedes Giner quien destruyó árboles centenarios de la Avenida Plaza de Toros, trasladándolos al vertedero donde se secaron. Igualmente, dejó secarse centenares de árboles que Ruiz-Ayúcar hizo plantar en la cañada. Lo mismo sucedió con prunos de la plaza de España. Algo semejante realizó con el caño de la plaza de la Iglesia, reformado por Roberto Barthe de alcalde, lo demolieron y retiraron la placa indicando quien y cuando se reformó, queriendo eliminar su promotor. Además casi desapareció el relieve de los primitivos alcaldes y fecha de realización de la pilastra central cuando Giner afrontó una reforma de mismo. ¿No es querer destruir actuaciones de otras corporaciones la eliminación de la fuente de la plaza de España? ¿No es actuar de manera unilateral, así nos acusa Giner, decidir el traslado de las oficinas municipales a la plaza de San Gil? Por no hablar del ridículo que supuso la eliminación caprichosa del nombre de la calle "22 de Septiembre", pues fue una medida para recordar el juramento de la Constitución de 1812 que realizó Torrijos en pleno en un acto realmente impresionante. Por ello nos preguntamos si reformar el parque Arco de Toledo es destruir actuaciones de otras corporaciones. Mercedes Giner debería moderar sus expresiones, enterarse bien de lo proyectado, y después gruñir si es que hay motivo.